
Como todo en la vida siempre hay de todo... un poco. Quisiera empezar mi serie de estresados reclamos con el trato que nos dan los taxistas y que a veces les damos nosotros con la misma gratitud.
No les ha pasado que cuando paras un taxi y preguntas por la tarifa del lugar al que vas te ha dicho: ¿cuánto me pagas? y luego de escuchar tu poco atractiva oferta (hay que cuidar el bolsillo), acelera, se larga y te deja con la cara al aire, hecho un huevón y sin derecho a réplica.
Es para no creerlo, que le cuesta decir no me conviene o no me es rentable... que les cuesta decir. Obviamente el roche es mayor cuando tu estas con una chica que recién conoces... osea por dártela de canchero y querer ahorrarte un par de soles al final quedas como misio ante ella y lo peor, que para colmo te diga: ¿porqué mejor no nos vamos en micro?. jaja.
Así son estos patas del volante. Aunque también hay de los otros, los que saben ser amables y honrados. Te ponen una sonrisa y no tienen cara de secuestradores ni "violines". Pero te cobran bien caro.
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